27 de junio de 2008

CON SAO JOAO HEMOS TOPAO

Golpear con martillos en la cabeza a desconocidos, algo que en España seguramente hubiera terminado con varios muertos y cientos de heridos es en Portugal el culmen de una de las fiestas más grandes del calendario. Y como no íbamos a ser menos allí que nos plantamos nosotros, en plena Ribeira martillo en ristre y dispuestos a emborracharnos y martillar toda cabeza que en nuestro camino se cruzase.

La tradición al parecer no se inició con martillos gigantes de plástico (tal y como ha llegado a nuestros días), sino con plantas de ajo, que amén del propio golpe deja un olorcillo bastante regular. La gracia de la fiesta por lo que pude coger consistía en llegar al final de la Ribeira sin ser apuñalado ni morir de asfixia o inanición en medio de la marabunta de gente que procuraba a su vez también la supervivencia. Al final del río nos esperaba una verbena de pueblo al estilo portugués dónde disfrutamos de bailes típicos que me hicieron añorar el chotis o la jota aragonesa por lo ¨peculiar¨ de sus movimientos.

PD: Si tenéis la ocasión de venir a daros una vueltecica os aconsejo que tengáis mucho cuidado con la conjunción de cuestas de adoquín mojadas + cerveza a 1€ + una botella de ron dominicano o terminaréis como yo haciendo un spagat frontal en una de las cuestas, momento que salvé con el estilo que me caracteriza...

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