DUCHARSE EN BENICASSIN

Hacer cerca de 400 kilómetros para ducharse puede pareceros una soberana gilipollez...y eso que no os he contado que pagué 50 euros por la broma.
Pero bueno, sabíamos a lo que veniamos (penurias, buen rollo, hambre, alcohol, lluvias, calor infernal, desfase y algo de música por supuesto) pero aún así no esperaba algo tan burro, dos días enteros lloviendo como si hubiesen explotado las cañerías del meadero de Dios, joder, si es que el viernes ya amanecí flotando dentro de mi tienda...
Cuando el Miercoles me sorprendi a mi mismo en republika tomandome el tercer cubata (precedidos estos de varias cervezas) me di cuenta de que este, como los seis anteriores, sería una Viñarock especial.
Nada más llegar comenzó la odisea de otros años: El montaje de ¨El bar de Brus¨, que una vez más volvió a alargarse en el tiempo, llevándonos unas tres horas más o menos, pero una vez hecho esto, pudimos dar rienda suelta a nuestros más bajos instintos y remojar estos en cervezas y ron, con algún champiñón que otro.
Fiestón del quince (comienzan a ser míticos los jueves del viñarock) ya que a pesar de no haber conciertos la gente se reunió cerca de la carpa de bebidas montandose gorda. Por allí estaban las gallegas, muy majas y que buenos ratos nos hicieron pasar esa noche.
Desfase tras desfase llegó el momento de irse a comer algo, pues ya iban siendo las 3 ó 4 de la mañana, pero oh sorpresa! jamás llegamos a nuestro destino, pues ELE del equipo actimel nos reclutó y nos bautizó como CASEI e INMUNITA y juntos marchamos con la misión de ACTIMELIZAR el viñarock, idea que perdió algo de fuerza tras tres o cuatro litros de kalimocho. No se como llegamos nuevamente a las tiendas, donde hicimos peñica con Jhonyboy, Maikel swam, Perico, Toni, etc., tíos de puta madre que me adoptaron y con los que pasé prácticamente todo el viña, y que como no, se hicieron fijos del ¨Bar de Brus¨.


Al día siguiente llegaron las catalanas, por fin, por que ya no podía aguantar más al Abuelo pegandome la murga con ellas. Tías de puta madre, y con las que echamos un buen ratico discutiendo y tendiendo ropa.
Un par de mojitos despues de comer nos piramos a los conciertos y nos pegamos la primera ¨ducha gratuita¨ viendo la Pulkería, que por cierto estan bastante bien.
Varios conciertos después (y tras ver a un Manu Chao apoteosico) me fui con Martin a ver a Rosendo y a aguantar a una pesada (tía si me puedes leer pilla bien: me importa una mierda el puto Rosendo y que te guste, yo estaba tranquilamente con mi capucha puesta y mis manos en los bolsillos bailando, y encima que tengo la delicadeza de dejarte ponerte más cerca de lo que estabas me pegas una hora de murga con que si tu no se qué y no se cuanto, ¡a ver! si precisamente lo que hice fue quitarme para que te pusieras tu!).


Bueno, tras varias horas mojado y temiendome tener que tragarme a Barón Rojo decidí marcharme en solitario a ver que tal por el escenario Senheisher, el resultado no pudo ser mejor, conciertazo de Potato (creo) y sueño-cena reparador.
Toda la puta noche lloviendo (cosa que ya daba igual porque tanto yo como toda la ropa que llevaba estaba totalmente empapada) y varios cigarros después amaneció, y como no, seguía lloviendo.
Con este plan hicimos lo único que se podía hacer en ese momento, meterse al ¨Bar de Brus¨ a beber como cerdos los restos de lo que quedaba (así surgió el Morujito), después de lo cual nos piramos nuevamente a ¨ducharnos¨ a los escenarios, donde aguantamos unos cuantos cortes de luz y pudimos palpar el sentimiento popular ¡El Viñarock!¡A Villarobledo!


Y SÓLO OS DIGO ESTO: ¡EN VILLAROBLEDO, ESTO NO PASABA!