CHIVI + MURCIA = DEPRAVACIÓN EN LA HUERTA

Murcia lo estaba pidiendo a gritos, era necesario un ¨cambio radical¨ que terminara con esos aires sensibleros que junto con la primavera habían llegado a la ciudad.
Y así apareció él, cual ángel justiciero, dispuesto a sumir al mundo en el que vivimos en un mar de sexo y depravación.
Nuestro encuentro fue casi por casualidad, nos disponiamos a comprar unas cuantas entradas para ver a los siempre grandes Siniestro Total cuando en el suelo, junto a una mierda de perro y una bolsa de patatas, intuí un nombre escrito en un papel fotocopiado. Un escalofrío recorrió mi cuerpo de un extremo al otro y en mi mente se empezó a consolidar un pensamiento: ¡El maestre está en Murcia!
Esquivé la mierda de perro y aparté la bolsa para poder coger el papelito del suelo y leerlo. Era cierto, Chivi estaba en Murcia y pensaba dejar su impronta en todos nosotros.

Sin pensarlo dos veces nos fuimos a pillar unas entradas para lo que podía ser la mejor noche de nuestras vidas, por fín escucharíamos al profeta recitar sus ¨verdades como puños¨. Nos preparamos a conciencia en La Taska y sin demora y tras unas cervecicas fuimos a coger un buen sitio que nos permitiera no perdernos detalle. Y allí estaba él, sencillo y amable cual Jesucristo entre los leprosos, atento a todo aquel que se dirigiese a él. Nuestro primer encuentro cara a cara (o mejor dicho, hombro a hombro) fue en el water, por que sí amigos, los dioses también mean...

El concierto fue sencillamente genial, uno tras otro iban surgiendo de su garganta esos versos tan conocidos para todos: ¨La jota de la perra parda¨, ¨Radical¨, ¨Visite nuestro hotel¨y otros clásicos sonaron de maravilla junto con nuevos imnos como ¨Abra cadabra¨. La entrega fue total tanto por parte del Pastor como de su parroquia, que coreaban al unísono todos y cada uno de los temas.

Tras una pausa de cinco minutos ¨pa mear y que me pongan otro mojito¨ según sus propias palabras, retomó el recital y nos llenó de euforia poniendo a la gente de pie y coreando los versos satánicos.

Ciegos pero embutidos en un aura de misticismo y depravación nos fuimos a Republika a echar una Cheals y ver de paso a las dos camareras por excelencia de Murcia: Marta e Irina. De lo que pasó después poco recuerdo, sólo me quedan algún que otro flash en los que me veo a mi mismo vaciandome un tanke de cerveza en la cabeza o intentando abrir un paquete de tabaco a mordiscos...